Unas semanas atrás tuvimos la oportunidad de ofrecer desde la Sociedad Mindfulness y Salud, y junto a mi querida compañera Ingrid Wajnrajch una charla e intercambio con familias de niños que padecen distrofia muscular de Duchenne. Se trata de una enfermedad de la infancia que afecta a niños varones y produce debilidad muscular progresiva, con un pronóstico muy difícil.
Como a las familias de esos niños, muchas veces aparece en nuestra vida un presente de dilemas en el que el dolor cobra protagonismo. Este es uno de esos momentos en mi vida. Junto con mi familia estamos viviendo un proceso muy duro y es un desafío enorme acompañar y acompañarnos en la enfermedad de este ser querido. Requiere de un coraje inmenso volvernos una y otra vez al presente cuando en el presente del otro tan cercano, tan querido, hay dolor.
Y en medio de las consultas médicas, las lecturas, las opiniones y pronósticos posibles, después de tanto miedo, impotencia, rabia, enojo y confusión, después de tanto extrañar, anhelar, llorar y sentirme ahogada, pareciera que el cuerpo cae y nada existe. Es el vacio mismo. En un instante todo se detiene.
Y al mismo tiempo, una flor, no una flor sino esa flor, abrió su tercer pétalo, en la orilla de aquella playa el sol de las 9:16 iluminó el caracol mas chiquito, en la tostada de esa niña hay bastante higo casero, y en este atardecer son dos los pajaritos que han llegado a la ventana de mi padre. El movimiento continua y aun así, todo se detiene. El cuerpo cae en el vacío.
Dejé de sentir el ardor de los ojos de tanto llanto. Dejé de sentir el nudo en la garganta de tanta tensión. Dejé de sentir el dolor en la panza de la incertidumbre y la presión del miedo en el pecho. No hay nadie, no hay nada. No hay correr de acá para allá. En ese espacio asoma lo único que puede asomar: una aceptación radical.
Desde esa aceptación radical solo resta observar el flujo constantemente cambiante. Noto la vida dentro de mí. Late mi corazón. Respiro. Y muchos otros respiran conmigo. Puedo hasta sentir Amor, actos íntegros de una común humanidad. Y el Amor permite abrazar hasta lo que parece imposible de ser abrazado.
Aparece la magia. La magia de Ser lo posible, aparece de nuevo el mundo detenido en la mejilla cálida de mi hijo, aparece el abrazo justo del maestro que acompaña tarde en la noche, aparece la salsa casera del compañero paciente que cocina, aparece el silencio de la noche, aparece el perfume del limón de la quinta, aparece el sonido de la risa de mis padres, aparece cada instante de una vida contemplada. Aparece en cada aliento el Ser lo posible.
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Pura emoción querida Eli ?
Hermoso. Sentido. De corazón a corazón. Gracias por compartir tu ser posible. Gracias por recordar la magia de la vida que danza junto al dolor de cada uno. Abrazo!!!
Hermoso Eli??? sos linda por donde te miren y un ejemplo de que hasta los momento mas dificiles se pueden transitar en paz. Para mi fuiste una gran maestra! Abrazo.