El miércoles 12 de Julio estuve invitada a ofrecer un taller de Mindfulness en educación, dirigido a 70 líderes de la comunidad Lamroth Hakol.

Sabía que lo más importante que iba a ofrecer es mi experiencia en Mindfulness, pero el proceso de diseño probó ser todo un desafío, pues quería que el taller fuera gestado atendiendo a las necesidades de este hermoso grupo de jóvenes de entre 17 y 20 años que dedican su tiempo, con compromiso, con responsabilidad y sobre todo con pasión, a la educación no formal de más de 300 niños de todas las edades.

Desde lo personal fue indudablemente un viaje directo a mi juventud, cuando también estuve en ese lugar, creciendo, aprendiendo y ofreciendo en comunidad.

Junto a ese revivir de emociones, sentí la alegría de poder compartir lo que me apasiona de mi profesión con estos líderes que acompañan con amor el crecimiento de mis hijos. Fue una forma de agradecimiento a cada uno por esta sentida tarea.

El desafío me llevó a pensar en un taller que abarcara el trabajo personal de cada líder consigo mismo (pues no hay  forma de aprender mindfulness si no lo atravesamos en el propio ser) y además ofrecer herramientas, ideas, nuevas posibilidades de abordaje para situaciones que los líderes afrontan en cada encuentro con sus grupos.

Fue una experiencia muy rica para mí, donde el amor, el humor y la calidez generaron todas las condiciones para un genuino compartir.